AUTOMÁTICOS

Los relojes automáticos se van dando cuerda de forma "automática", pero no generan energía dentro de sí mismos, si no que esta energía es aportada por el movimiento de la persona que lleva dicho reloj.
Las primeras versiones de los relojes automáticos se fabricaron en el siglo XVIII, pero no se consolidaron como relojes de pulsera hasta principios del siglo XX. Los nuevos hábitos hicieron que el reloj pasara de llevarse del bolsillo al brazo en constante movimiento. Gracias a esto se propiciaron las condiciones ideales para el avance de esta tecnología.